Añádele propósito a tu carrera profesional para enriquecer tu vida
Cuando llega la hora de decidir tu carrera preferida o determinar cuál verdaderamente es el trabajo de tus sueños, es común pensar en las frases estereotipadas que usualmente escuchamos cuando se trata de este tema: “Haz lo que amas, y nunca tendrás que trabajar”, o sencillamente “sigue tus sueños, sin importar el qué dirán”. Si bien es cierto que estas son frases bonitas que nos inspiran a esmerarnos con nuestras respectivas labores, la realidad es que no son del todo realistas. De hecho, varias investigaciones señalan que enfocarse en la pasión propia como el motivador principal de nuestro día a día puede resultar ser perjudicial para nosotrxs a la larga.
Un profesor distinguido de Harvard, el Dr. Jon Jachimowicz, destaca en una entrevista para el Harvard Business Review que el propósito de unx es aún más importante que la pasión cuando se trata de elegir un trabajo u oficio. Aunque parezcan semejantes, es importante reconocer que tienen diferentes significados y que; por lo tanto, sus implicaciones dentro del ámbito laboral también son distintas. Mientras que el concepto de propósito se refiere más bien a lo que una persona valora y estima, la pasión se define como alguna actividad o labor que una persona disfrute hacer (ya sea porque es una tarea fácil, sencilla o agradable).
La razón principal detrás de este malentendido es que la mayoría de las personas creen que la acción de “encontrar una pasión” es, al fin y al cabo, una travesía de gratificación y descubrimiento propio. No obstante, resulta más efectivo aceptar la idea de que la pasión es un área de nuestras vidas que necesita ser nutrida, fomentada y desarrollada constantemente. En vez de pensar que la pasión es los que nos dirige hacia el éxito, es más preciso considerarla como un factor que influye en nuestra motivación. Recuerda que, al fin y al cabo, lo que nos lleva a la verdadera felicidad y plenitud profesional es mantener la consistencia y el esfuerzo como componentes inherentes de nuestras jornadas laborales.
Por otro lado, la felicidad es otro factor que puede influir en nuestras expectativas sobre nuestros trabajos, de manera que frecuentemente nos hace pensar que estos siempre tienen que ser divertidos o gratificantes. Sin embargo, esta forma de pensar no es nada realista. Aun cuando nosotrxs logremos trabajar en el ambiente laboral de nuestros sueños, o en cualquier otro que usualmente se considere ser espontáneo y divertido, no ha de sorprendernos que a veces las labores que nos tocan pueden volverse complicadas, arduas y hasta monótonas. De hecho, el estudio de Jachimowicz comprobó que lxs empleadxs que elegían sus carreras profesionales basándose en sus pasiones personales eran más propensos a abandonar sus trabajos luego de tan sólo nueve meses después de comenzar sus labores.
Es por esto que enfocarse en el propósito de unx rinda más y mejores resultados. Primero, cuando una persona logra identificar el sentido de su trabajo, su productividad aumenta significativamente. Como parte de su estudio, el Dr. Jachimowicz encontró que la pasión en sí misma apenas se correlacionaba a la productividad laboral. Por el contrario, entre sus hallazgos identificó que la pasión, en conjunto con la perseverancia y la determinación, tenía el potencial de resultar en un mejor desempeño.
Cuando un empleadx finalmente identifique su propósito (es decir, aquello que valora y la manera en que desea impactar el ambiente que lx rodea) y se proponga hacer lo que tenga que hacer para cumplirlo, ya de por sí está contribuyendo a su salud emocional a través de la fijación de objetivos. Por otro lado, es importante tener un propósito específico y arraigado a unx mismx en todo momento, de manera que este actúe como el compás que nos dirija en nuestros procesos de toma de decisiones. Otro beneficio de tener un propósito claro y bien establecido es que, como parte de esta dinámica, nos demos la oportunidad de aprender nuevas habilidades y refinar aquellas que ya dominamos. De esta forma, podemos enfrentar los retos que se nos crucen a diario con una mente abierta y receptiva, y siempre enfocadxs en nuestras metas. Finalmente, pero no menos importante, cuando nos dejamos dirigir por nuestro propósito, podemos ejecutar tareas de una forma más eficiente y exitosa.